Opinion
Algo huele mal en Barranqueras

El 10 de diciembre de 2019, volvió el peronismo a Barranqueras, después de 20 años arrancó una gestión que prometía entre muchas cosas, “dignificar al trabajador municipal”, “poner a Barranqueras de pie”. Eran simples y vacíos slogans, que traían de manera oculta todo tipo de acciones despóticas, ya que la Intendente desde el primer día priorizó a su familia, contrató a su papá, a su hermano como coordinador de obras públicas, a su cuñada contratada en el área de Despacho, a su prima como Secretaria de Obras Públicas y a su hijastra en la Coordinación de asesoría legal.
Aparentemente, los que se pusieron de pie fueron los integrantes de la familia AYALA, primero mudándose a la ciudad portuaria, ya que varios vivían en Sáenz Peña o Quitilipi en búsqueda de su cargo asegurado. Es así que comienza la mentira o la verdad mal dicha, porque sí se dignificó al trabajador, pero al que comparte el mismo lazo de sangre de la Intendente. Los que no son parte del clan sólo tuvieron que conformarse con un mísero aumento de sueldo del 10% anual, que se vería en dos cuotas del 5%, (cuando años anteriores eran de un 30%, como mínimo), mientras tanto el incremento de la inflación supera el 40%.
Quizás algunos piensen que fue a causa de que la actual gestión se encontró con un Municipio quebrado, pero no fue así, para el 10 de diciembre de 2019 Magda Ayala iniciaba su mandato con deuda 0, con el sueldo de los trabajadores pagado y el aguinaldo asegurado, además de 50 cuadras de pavimentos aseguradas. ¿Qué ocurrió entonces? Simple, a la entrada triunfal de la Intendente, se le sumaron 40 nuevos funcionarios, 400 empleados, creando una súper estructura imposible de mantener, ya que de 900 empleados activos ahora hay 1300, una verdadera agencia de trabajo.
Pero lo más grave no son sólo esos números, sino los nuevos cargos que antes no existían, como las coordinaciones, que fueron inventadas para amigos y familiares, con el único objetivo de ningunear al trabajador que durante años se dedicó a construir, con mucho esfuerzo, su carrera administrativa. Y si hay que hablar de años y de esfuerzos, se debe considerar al jubilado, hoy preocupado de que se repita lo sucedido en el último gobierno pernonista, cuando durante 8 meses no se percibieron los haberes, la masa salarial creció, pero no así el ingreso genuino, que no quieran tampoco el próximo año usar a los vecinos, para tapar agujeros aumentando impuestos.
Otras cosas que huelen mal, están relacionadas con los carnets “truchos” y la falta de pago a la mutual AMEPORT. El primero, ligado a la “fuga” del dinero correspondiente a 3500 carnets de conducir, ya que se encuentran en circulación 5 mil y sólo se recaudaron lo equivalente a 1500, poniendo en riesgo la legalidad de la circulación y la vulnerabilidad del contribuyente, el segundo vuelve a tocarle el bolsillo al trabajador, dado que de manera religiosa se realizó el descuento en sus sueldos de la cuota perteneciente a la mutual, pero esa retención nunca fue transferida a AMEPORT, ocasionando la suspensión del servicio, cosas inéditas ocurrieron en estos 10 meses. Por Gustavo González.



